domingo, 1 de junio de 2008

En silencio


«Mi silencio les estorba. Yo era como botella al revés cuya agua no puede salir porque la botella está demasiado llena».
(L. Tolstoi)

Dicen que cuando no tienes nada que decir es mejor callarse... o no. Muy probablemente cualquiera que piensa este disparate no se ha parado nunca a escuchar el silencio; o un poco más difícil, a hablar en silencio. Y es que es verdad, hacemos sentir mucho más cuando mandamos nuestras palabras de vacaciones. Así, como en la música, en el pentagrama donde escribimos para comunicarnos son importantes los silencios. Ellos también tienen su lugar. Igual los hay largos y cortos, como graves y alguno que otro subido de tono... Cuantas veces nos ha delatado nuestro silencio, pero cuantas veces nos hemos besado por quedarnos en silencio. Porque no diciendo nada se dice todo, porque quien calla otorga sin saber que en ese momento lo está gritando. Sin embargo el silencio puede doler. Van aquí silencios en forma de vueltas; mis silencios, aquellos que hicieron daño, aquellos que hicieron sonreir, aquellos con los pasamos las noches que se hacen de día, aquellos que no llegué a decir... Empiezo.